¿Que qué me pasa?

Publicado el 25 de noviembre de 2024, 12:10

¿Que qué me pasa?

¿Que qué me pasa?

 

Me pasa que soy de la generación sin casa,

la que ha tenido que volver al nido

como quien es obligada

a entrar de nuevo a útero

después de aprender a caminar.

 

Me pasa que no tolero más la abulia institucional

su mala gestión ante la especulación, su gusto por la corrupción

y la separación delirante entre la realidad del pueblo

y la clase política.

 

Me pasa que, sin ser valenciana, me duele Valencia

desecha de fango y podredumbre,

entre el caos, el silencio informartivo y la negligencia

que permitió el ahogo masivo y criminal

de personas, vidas y sueños.

 

Me pasa que sin ser gazatí me duele Gaza,

su larguísima agonía y su lamento desgarrado

mientras en el puerto de Algeciras

se reciben y envían las armas que ayudarán

a los genocidas a seguir aniquilando

las almas de los niños.

 

¿Que qué me pasa?

 

Me pasa que en el país con más poder del mundo

vuelven a elegir a un loco megalómano,

machista, homófobo y xenófobo,

mientras gente que tiene dos trabajos

vive en un coche o en la calle

porque el dinero vale más que la vida.

 

Me pasa que vivo en un país donde siete señores empresarios

implicados en una red de prostitución de niñas

son juzgados y no van a la cárcel

porque al parecer violar a una criatura cuesta entre 600 y 2.000 euros.

 

Me pasa que absolutamente todas las mujeres que conozco

hemos sufrido abuso de poder y violencia sexual,

que somos violadas por sistema, oprimidas desde la estructura

y revictimizadas en los juicios y en los interrogatorios.

Me pasa que hay países en los que no podemos enseñar la cara,

ni conducir, ni reunirnos, ni cantar canciones.

 

Y después de salir del shock entre lágrimas

de terror y de impotencia

por ver como la gente es abandonada a su suerte,

en el río de cieno, en las pateras,

en los amasijos de hierro y de basura,

entre las pollas asquerosas de los acomplejados,

después de no poder dejar de imaginar

cuerpos sangrantes y cientos cadáveres

hundiéndose en el río de cieno

hundiéndose en el mar

reventando en mil pedazos por las bombas,

me queda solo esta legítima rabia

que quiere brotarme como un fuego purificador.

 

¿Que qué me pasa?

 

Me pasa que a la que te despistas

cualquiera quiere clavarte su bandera,

ponerte su pin, vestirte de su color.

Y la libertad es un hastag,

un eslogan de una campaña de markerting,

y el pensamiento crítico,

una pecera mohosa forrada de espejos.

 

Me pasa que conmovida por la ola de solidaridad

del pueblo teniendo que salvar al pueblo

a corazón abierto, sin medidas ni organización previa

y porque no le queda otra,

con la boca llena de cortisol

asisto al dantesco y oportunista espectáculo

de los maquiavélicos frotándose las manos,

resurgiendo como una plaga,

metiendo sus sucias garras entre la buena voluntad

de miles de jóvenes que cargan agua,

conducen furgones, sacan barro a palazos

y abrazan el desconsuelo,

poniéndose sus medallas mientras por debajo de la mesa

crean el caos, siembran el miedo el odio y la violencia

para después justificarla.

 

Me pasa que no entiendo el mundo,

que duermo con un nudo en el estómago

y otro en la garganta

porque lo que más se necesita es lo que más se castiga:

la inocencia, la bondad,

la fragilidad de los pétalos de la amapola

y de las alas del colibrí,

la sonrisa del niño negro,

el canto de las mujeres con los rostros destapados,

 

¿Que qué me pasa?

Eso me pasa.

 

Rocío de Rolanda

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